Esclerocardía

«No endurezcáis el corazón» (Salmo 94)

Me gustó mucho la palabra usada por el Papa Francisco hablando de la dureza de corazón: esclerocardía, en un contexto de juicio y de cerrazón contra el prójimo. «El Evangelio nos anima a ser humildes y a no apuntar con los dedos a los demás para juzgarlos, mas bien debemos acercarnos a ellos y nunca creernos superiores», bellas palabras con las que daba apertura al Sínodo de la Familia.

Y es que, como nos lo recuerda la lectura a los Hebreos, el corazón puede también transformarse en negativo, llevando a quien lo permita a disertar De Dios, a endurecer el corazón. Obviamente, este abandonó también se da para con el prójimo, de ahí que, de la dureza de corazón surja la indiferencia.

Pidámosle a Dios que no endurezcamos nuestro corazón, que arranque el corazón de piedra y lo transforme en un corazón de carne misericordiosa, como el corazón de Su Hijo.

 

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