CAPACITADOS PARA SERVIR

«Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó» (Lucas 4:37-38)

Cuando la Dei Verbum n. 2 nos dice que las obras y las palabras en Jesús se relacionan entre sí, confirmándose y apoyándose mutuamente, creo que se refiere a pasajes como este. No solo nos invita a seguirle y servirle en los hermanos, sino que Él mismo nos levanta de la postración, nos coge de la mano.

En esta escena del Evangelio ver a Jesús toma de la mano a la suegra de Pedro y le ayuda a levantarse, es un gesto significativo. El Señor nos pide servirle, servir a los hermanos, pero para ello, primero, nos capacita, nos lo posibilita. Levantó a la humanidad caída y en el Hijo nos reconcilió, cosa imposible de lograr sin su ayuda. E individualmente, Él alza de la basura al pobre (Salmo 112), ha visto nuestra indigencia y ha venido a levantarnos de nuestra postración.

Lo más lógico y esperado es que hubiera tocado la frente de esta buena mujer, pero tomó sus manos, he ahí la fuerza de Dios dándole ánimos para que pudiera seguir la misión de servicio. Es así como tocándonos también el Señor nos hace discípulos para que anunciemos a los hermanos lo que Él ha hecho por nosotros, para que, demos testimonio de su obrar en nosotros.

 

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