SIMPLEMENTE AMAR…

«Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».

San Mateo 22,34-40

Amar es la clave de todo. Un amor que se eleva a Dios y necesariamente debe pasar por el prójimo. El amor a Dios queda así unido de suyo al amor al prójimo, de tal forma que miento si digo que amo a Dios pero guardo odio en mi corazón contra mi prójimo. Este amor debido al prójimo tiene una medida con la que se compara: el amor a mi mismo y he ahí que tenemos un gran problema.

Parece que el amor a uno mismo es bastante difícil de mantener en un sano equilibrio. O nos amamos mucho, llegando a elevadas alturas de egoísmo y narcisismo o nos amamos bien poco, bajando a las profundidades del menosprecio y hasta verdadero odio por nosotros mismos. En ambos casos el “como” del evangelio no puede hallar su comparación.

Nadie tiene amor más grande por si mismo que el que hace la voluntad de Dios y le deja actuar en su vida. El Dios-Amor viene al encuentro del corazón y lo ilumina haciéndolo apto para el amor a si mismo y abriéndolo al amor de otros. De ahí que el amor a uno mismo signifique dejarse amar por Dios que nos ama de manera gratuita.

TEMA 6. PROYECTO DIOCESANO DE EVANGELIZACIÓN 1ª PARTE

(Se expone a continuación material extraído del librito sobre el PDE de la Diócesis de Orihuela-Alicante, con fines de exposición a la comunidad parroquial en el contexto de formación permanente)

FUNDAMENTACIÓN: ¡ES LA HORA!

  • La expresión “hora” “marca el tiempo de Dios en que la salvación ya no es solo promesa, sino realidad cumplida”. “Es hora de la redención”.
  • Es la hora del Espíritu: “El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia evangelizadora” (DC 39)
    • “En Pentecostés, el Espírtu hace salir de sí mismos a los Apóstoles y los transforma en anunciadores de las grandezas de Dios, que cada uno comienza a entender en su propia lengua. El Espíritu Santo, además, infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresía), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. (EG 259)
    • Ver Hechos 2, 6-12

OBJETIVO: “HACIA LA RENOVACIÓN MISIONERA DE NUESTRAS COMUNIDADES”

“Cada Iglesia particular, porción de la Iglesia católica bajo la guía de su obispo, también está llamada a la conversión misionera. Ella es el sujeto primario de la evangelización, y a que es la manifestación concreta de la única Iglesia en un lugar de lmundo, y ella “verdaderamente está y obra la Iglesia de Cristo, que es Una, Santa, Católica y Apostólica”. Es la Iglesia encarnada en un espacio determinado, provista de todos los medios de salvación dados por Cristo, pero con un rostro local. Su alegría de comunicar a Jesucristo se expresa tanto en su preocupación por anunciarlo en otros lugares más necesitados como en una salida constante hacia las periferias de su propio territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. Procura estar siempre allí donde hace más falta la luz y la vida del Resucitado. En orden a que este impulso misionero sea cada vez más intenso, generoso y fecundo, exhorto también a cada Iglesia particular a entrar en un proceso decidido de discernimiento, purificación y reforma” (EG 30)

“Hacia”

  • Proceso que nos dirige a una meta determinada.
  • “Nuestra misión es generar procesos, activar nuevas dinámicas que puedan dar fruto a medio o largo plazo”.
  • En el ámbito de la evangelización, se “requiere tener presente el horizonte, asumir los procesos posibles y el camino largo” (EG 225)
  • No debemos ser “resultadistas”.
  • “Esto es lo que pretendemos: ponernos en movimiento para responder a lo que nos está pidiendo la Iglesia”.

“La renovación”

  • Conversión personal y comunitaria para ser discípulos misioneros
  • La tarea evangelizadora exige de nosotros, discípulos del Señor, una auténtica conversión misionera, tanto personal como comunitaria”: “Hoy la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, se trata de llevar a otros el amor de Jesús” (EG 127)
  • “La primacía de la Gracia y de la acción del Espíritu Santo es esencial; nos conduce al encuentro con Cristo, que transforma nuestra vida”.
  • Son fundamentales la acción sacramental y la vivencia comunitaria.
  • Cambio de mentalidad: “La pastoral en clave de misión pretende abandonar el cómodo cristerio pastoral del “siempre se ha hecho así”. Invito a todos a ser audaces y creativos en esta tarea de repensar los objetivos, las estructuras, el estilo y los métodos evangelizadores de las propias comunidades” (EG 33)
  • Miedo paralizador. ¡No tengáis miedo! “Estos procesos son siempre lentos, a veces el miedo nos paraliza demasiado. Si dejamos que las dudas y temores sofoquen toda audacia, es posible que, en lugar de ser creativos, simplemente nos quedemos cómodos y no provoquemos avance alguno y, en ese caso, no seremos partícipes de procesos históricos con nuestra cooperación, sino simplemente espectadores de un estancamiento infecundo de la Iglesia” (EG 129)

“Misionera”

  • Pastoral en clave de misión
  • “Cada Iglesia particular, bajo la guía del obispo, ‘está llamada a la conversión misionera’.
  • “Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura evlesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que ecige la conversión pastoral solo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad”.  (EG 27)
  • “El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio”. (EN 41)
  • Desafío: Salir a evangelizar los nuevos contextos que surgen en nuestra Diócesis.

“De nuestras comunidades”

  • De todas las realidades diocesanas
  • “Al servisio de la misión evangelizadora de la Iglesia debe encontrarse, sin duda, cada una de las parroquias. Cada parroquia, como comunidad de comunidades, está llamada claramente, en sus múltiples realidades, a una profunda conversión pastoral”.
  • “Esto exige que la histórica institución parroquial no permanezca prisionera del inmovilismo o de una preocupante repetitividad pastoral, sino que, en cambio, ponga en acción aquel ‘dinamismo en salida’ que, a través de la colaboración entre diversas comunidades parroquiales y una esforzada comunión entre clérigos y laicos, la haga orientarse efectivamente a su misión evangelizadora, tarea de todo el Pueblo de Dios, que camina en la historia como ‘familia de Dios’ y que, en la sinergia de sus diversos miembros, trabaja para el crecimiento de todo el cuerpo eclesial”. (CP 123)

A DIOS LO QUE ES DE DIOS

«Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

San Mateo 22,15-21

Una vez más vemos a los fariseos y a los herodianos tratando de atrapar a Jesús con una pregunta. Esta vez sobre la licitud o ilicitud de pagar los impuestos al César. La pregunta trampa consistía en que si el Señor decía un “sí”, sería considerado enemigo del pueblo; si decía “no”, se le acusaría de enemigo del César. Pero el sabio entre los sabios caza a los entendidos en sus propias palabras con sagacidad.

Les pide una moneda y allí está estampada el rostro del César: “dadle a él lo que es suyo y dadle a Dios lo que es de Dios”, les contesta. Pero esto ¿qué puede significar hoy para nosotros? Yo siempre suelo decir a la gente que la ley tiene esencialmente dos fuentes la divina y la humana.

La ley divina es universal, se basa en la verdad, la misericordia y la justicia, está inscrita no en papel sino en nuestro corazón, eterna. Es Dios mismo el que la dicta y no debemos olvidarnos que sale de las manos de un Padre providente, amigo de la vida.

La ley humana, en cambio, puede ser injusta y está sometida a nuestra finitud y debilidad. Su cometido es regular las bases de nuestra convivencia pero a veces de manera arbitraria y contraria al fin de felicidad, armonía y belleza con la que el hombre mismo se concibe y la que el mismo hombre tiende.

La ley humana puede contradecir la ley divina y, para los creyentes, cuando esto ocurre, no existe más posibilidad de dar primacía a una sobre la otra, a la ley divina sobre la humana. Así damos a Dios lo que es de Dios. Y a las leyes humanas buenas les brindamos nuestra libre obediencia y sometimiento dando así al César lo que es del César.

VALÉIS MÁS QUE MUCHOS PÁJAROS

«A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.»

San Lucas 12,1-7

Hasta por dos veces dice el Señor a sus amigos: “No tengáis miedo” y es que el temor no es buen consejero, a no ser que sea adaptativo. Temer por temer sólo lleva a la ansiedad, a la falta de confianza en la providencia de Dios (valéis más que muchos pájaros) y a un espíritu cobarde. El temor, pues, nunca fue ni será un buen elemento pedagógico para atraer a las almas hacia Cristo, por el contrario, termina en la mayoría de las ocasiones volviendo al que teme contra aquello a lo que teme y sí la causa del temor es el Señor, termina odiando su relación con él (si es que alguna vez ha existido).

“¿Qué es lo peor que me puede pasar?” es la pregunta que suelo formularme cuando tengo miedo improcedente. ¿Qué puede hacerme el hombre? Si el Señor es la defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar? (Salmos 26,1) También digo con San Pablo ¿quién o qué podrá separarme del amor de Dios? (Romanos 8,35-39) La advertencia del Señor es clara: aunque lo peor sea que un hombre me quite la vida, no he de temerle porque no puede hacer más: mi alma y mi cuerpo están en las manos del Padre y ¿quién podrá arrebatarme de sus manos? (San Juan 10,27-30).

LA LLAVE

«¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!»

San Lucas 11,47-54

Son bastante contundentes estas afirmaciones del Señor. Los fariseos tenían la llave de la ciencia, es decir, del conocimiento de la voluntad de Dios sobre su vida y sobre la vida de los hijos del pueblo, pero aún teniendo esta llave no han querido entrar y, lo peor, han impedido que otros entraran al haber guardado con lo que podían abrir la puerta.

Se habían “apoderado” de lo que pertenecía a todos. Hoy en día podemos correr el riesgo de tener la llave y tragárnosla, podemos hasta estar muy bien formados en teología y callar ante el error o las preguntas capciosas que, como pasó con el Señor, nos hagan personas malintencionadas.

Los fariseos cargaban con la letra de la ley los hombros de los fieles, como si de pesados bultos se tratara, leyes y leyes para todo y por todos lados, mientras que la llave, el conocimiento de un amor gratuito de parte de Dios, quedaba guardada. Es una tentación que debemos evitar como Iglesia: que ninguna ley y su cumplimiento superen la dicha de la gratuidad del don de Dios, manifestado especialmente en su Hijo Jesucristo.

LA MIES ES ABUNDANTE

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»

San Lucas 10,1-9

Hoy celebramos la memoria de san Lucas, evangelista que, según Colosenses 4,14, era médico de profesión y compañero de San Pablo. Pasó de ser médico del cuerpo a ser médico de almas y compuso un hermoso relato evangélico que presenta a Jesús camino de Jerusalén, lleno de obras y de poder. Personalmente me gustan mucho las parábolas y su forma de narrar usando para ello un griego pulcro que habla de su método y detalle a la hora de narrar los hechos de la vida de Jesús.

En el trozo del evangelio que hoy nos atañe, narra como el Señor advierte sobre la escasez de trabajadores en la viña de Dios y manda a orar al Padre por más trabajadores, a él que es el dueño de la mies.

Hoy en día, esta escasez es más precaria que nunca, algo está pasando desde hace varias décadas, una tendencia cada vez más arraigada: la fe no se está trasmitiendo en las familias y, por tanto, la cuna natural de vocaciones ha dejado de funcionar adecuadamente. Este hecho unido a la ola secularista y a la consiguiente desacralización vuelven cada vez más difícil el nacimiento de vocaciones.

Pese a todo esto, el Señor nos manda a orar, a rogar al Padre que envíe obreros a su mies. ¡Qué sería de nosotros sin sacerdotes! De ahí que sea imperativo cumplir este mandamiento de orar por las vocaciones.

EL SIGNO DE JONÁS

«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás.»

San Lucas 11,29-32

La perversidad actúa el mal conscientemente y hasta disfruta de él. La generación perversa de la que habla Jesús no escapa a esta definición: el signo que piden es fruto de la maldad de sus pensamientos e intenciones, y el Señor lo sabe muy bien. Por eso no se les dará ningún signo, más que el signo de Jonás.

¿En qué consiste este signo? Consiste en la Resurrección. Este será el gran signo que recibirán aquellos que crean en el Hijo De Dios, los que sean incorporados a ella por el bautismo. Así como Jonás estuvo tres días en el vientre del pez, así estará el Señor en el vientre de la tierra cumpliendo su obra redentora con aquellos que esperaban la justificación.

Pedir un signo para creer es ya en sí mismo una contradicción del creer, porque este implica una aceptación de aquellas realidades que no se ven, desde la razón y la libertad, con la mirada de fe. De ahí que los que no han pedido signo sino que han sabido ver el signo presente en medio de ellos sean los que en el juicio se levantarán y harán que condenen a la generación perversa. Fijémonos bien que no se trata de creer por creer sino de una respuesta dada desde la razón, la libertad y sobre todo, desde el amor.

CONVIDADOS A LA BODA

«La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda»

San Mateo 22,1-14

Todos estamos llamados a la boda que el Padre ha preparado para aquellos a los que tanto ama. La boda de su Hijo con el alma, la boda de Jesús con la Iglesia. Dios nos ha amado en su Unigénito con amor esponsal, un amor fiel, único, destinado a permanecer: “Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo.” (Isaías 62,5)

La respuesta ha de ser adecuada, una respuesta esponsal que en nuestro caso consiste en dejarse amar. La mesa está servida y nosotros acudimos a ella con el gozo de saber quien nos espera. Sí. Poner excusas, vamos alegres a la casa del Señor (Salmos 122,1-9)

Los convidados a la boda rechazaron el convite, al Divino Organizador y al Novio, a los suyos vino y los suyos no lo recibieron…, pero nosotros acudimos a la Eucaristía convencidos de participar en el banquete preparado por el Padre, qué maravilloso encuentro, en el que el cielo y la tierra se unen para dar gloria a Dios.

EL DEDO DE DIOS

«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa.»

San Lucas 11,15-26

En el contexto de este trozo del evangelio, el tema de la división se refiere a la acusación que le hacen a Jesús: él estaría endemoniado y con el poder del demonio expulsaría al demonio. Lo que les muestra el Señor es que un reino dividido contra sí mismo cae casa tras casa. Satanás no puede expulsarse a sí mismo, les muestra cómo caen en una contradicción.

Para nosotros, el tema de la división puede abarcar esferas más amplias. No se sostiene una sociedad dividida, un grupo dividido, una familia dividida, un individuo dividido. Todo aquello que en lo social atente contra la unidad es un anti valor, la sociedad está puesta para conducirse por la historia coordinando la diversidad hacia el bien común. Lo mismo pasa con la familia: lo más característico de esta institución divina es la unidad, de modo que una familia dividida parece una categórica contradicción a su naturaleza. Y, por último, la división en el individuo. Sí, podemos estar divididos por dentro, de forma que nos sintamos como fragmentados e irremediablemente incompletos.

Diablo significa el que divide, no permitamos que hayan divisiones en nuestras comunidades parroquiales, en nuestras familias o en nuestro interior y valoremos la unidad como uno de los dones más preciados que tenemos, que seamos uno como Jesús y el Padre son uno (San Juan 17,21)

TEMA 5. SUBJETIVISMO E INDIVIDUALISMO

¿Qué propone el subjetivismo?

El subjetivismo dice que el conocimiento y cualquier verdad dependen de cada individuo.

¿Dónde nace esta doctrina filosófica?

Nace en el siglo V a.C.

Hay varios tipos de subjetivismo, ¿cuáles son y qué dicen?

Los tres tipos de subjetivismo son: el axiológico y el moral-ético

¿En qué consiste el subjetivismo axiológico?

Todo lo axiológico se refiere a los valores. Este tipo de subjetivismo nos dice que los valores dependen de cada individuo, no existen los valores “por sí solos”, sino que existen en la medida en que los experimenta el individuo. El sistema de valores como tal no existe, sino que existe mi sistema de valores, con lo cual los anti valores pueden ser considerados como valores por el solo hecho de ser experimentados por el individuo, relativisando así la bondad o la maldad en los mismos.

¿En qué consiste el subjetivismo moral y ético?

Dice que la ética y la moral dependen de cada persona y se relega a la esfera del sentimiento lo moral y lo ético, según afirma David Hume. Protágoras decía que “Todo cambia, por lo tanto, nada es universal, inmutable ni necesario”. La ética y la moral no serían universales, sino que dependerían del sentimiento de cada individuo. Nietzsche afirmaba que “La verdad será siempre relativa e individual”, en este sentido, las verdades universales no existen, como tampoco existirían las verdades absolutas, por ejemplo, las verdades de la ciencia, las artes o las verdades religiosas.

Subjetivismo y relativismo, ¿cuál es la diferencia entre ambos?

Ambos afirman que la verdad depende de cada persona, pero el subjetivismo concluye que no hay verdad absoluta, que no existe la verdad encambio, el relativismo sostiene que existe la verdad pero de cada individuo, todo vale, todos tienen razón según su propia verdad, hay tantas verdades como individuos existen.

¿En qué sonsiste el relativismo?

Lo primero que hay que decir es que es una corriente filosófica que dice que todos los puntos de vista son igualmente válidos siendo así que la verdad es relativa a cada individuo. El relativismo lo podemos dividir en relativismo cultural, ético y moral

¿Qué afirma el relativismo cultural?

Dice que todos los conceptos, actitudes y voles de una cultura no pueden ser entendidos ni ser interpretados fuera de su contexto cultural. El etnocentrismo, por el contrario, es la tendencia de juzcar todo con base en la superioridad de su propia cultura.  

¿Qué afirma el relativismo ético y moral?

Dice que no existen la ética y la moral universal. Cuestiona de esta forma la universalidad de los códigos, tanto ético y morales que predican las religiones como el cristianismo, el judaísmo o el islam.

Relativismo y subjetivismo, un resumen

Tanto el relativismo como el subjetivismo afirman que la verdad es relativa a cada individuo. Pero uno y otro se diferencian porque:

El relativismo concluye que todos los puntos de vistas son igualmente válidos, en cambio,

El subjetivismo concluye que ningún punto de vista es válido, ya que cada punto de vista es relativo a cada individuo.

Individualismo

Teoría o tendencia sociológica que otrorga primacía al individuo respecto a la colectividad, se podría decir que es hija del subjetivismo y del relativismo.

Individualismo según el papa Francisco: “las sociedades individualistas y consumistas tienden a ser agresivas, porque los demás son competidores con los que hay que competir. Y, sin embargo, dentro de estas mismas sociedades nuestras, e incluso en las situaciones más difíciles, hay personas que demuestran que todavía es posible elegir la bondad y así, con suestilo de vida, se convierten en estrellas en medio de la oscuridad”.

“Idolatrar el ‘yo’ es destructivo y nos encierra en la jaula de la soledad”. (Papa Francisco)